Te soñé,
dibujada en mi lienzo
y pude tocarte, rozarte,
hablarte, incluso olerte.
Saliste de mi mente
y te plasmaste,
fuimos hacia la ventana
en busca de libertad.
Caímos juntas,
y de tu mano fue muda
la asfixiante sensación de vacío
que se adueñó de nuestras almas.
Cuando despierto y no te encuentro
veo que prefiero sentir el vacío,
que no caer contigo.
P.Andreu
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